
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso a su hijo en el piso y empezo a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa hablo nuevamente. "Tienes solo ocho minutos"
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia afuera de la caverna y la puerta se cerró con un estruendo. Recordó entonces, que su hijo estaba aún dentro y la puerta se había cerrado para siempre.
La riqueza duró poco y la desesperacion... para el resto de su vida.