Se cuenta que en cierta ocasión la marea sacó a la playa miles y miles de estrellas de mar vivas. Una mujer con mucha sensibilidad y amor a las criaturas de Dios comenzó a recoger una por una cuantas estrellas podía, y una por una las devolvía al mar para evitar que murieran. Entonces alguien se le acercó y le dijo: "¿Para qué se molesta? ¡No vale la pena! ¿No ve que son miles y usted no podrá devolver sino unas cuantas al mar?" La mujer no dijo nada en ese momento. Sólo recogió otra estrella más y la devolvió al agua. Entonces comentó: "Para esa estrella de mar, sí valió la pena mi esfuerzo".
El mensaje de esta historia es que no siempre podremos cambiar a todo el mundo; pero podremos cambiar una porción de él. Que tal vez no podamos cambiar a toda la empresa, pero que tal vez logremos cambiar a una unidad. Que tal vez no podamos cambiar a todo nuestro departamento, pero tal vez logremos cambiar a una persona. Y entonces, por esa sola persona, nuestro esfuerzo habrá valido la pena.
El mensaje de esta historia es que no siempre podremos cambiar a todo el mundo; pero podremos cambiar una porción de él. Que tal vez no podamos cambiar a toda la empresa, pero que tal vez logremos cambiar a una unidad. Que tal vez no podamos cambiar a todo nuestro departamento, pero tal vez logremos cambiar a una persona. Y entonces, por esa sola persona, nuestro esfuerzo habrá valido la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario